Cada vez sentimos más personas, una vergüenza ajena que va creciendo y creciendo.
Nuestros hijos, estudian en barracones en sus institutos, sin comodidad y apretujados como borregos, mientras estos sinverguenzas políticos, banqueros, corporativistas y sus secuaces, disponen de nuestro dinero y de nuestros derechos, deshaciéndolos a su antojo.
Hubo un tiempo, cuando eramos más pequeños los de mi generación, en que los hombres se daban la mano para sellar acuerdos, la palabra de honor, estaba respaldada y había un toque de amor y humanidad en los seres humanos. Los bancos estaban llevados por personas y no todos estaban manipulados por Roschild y su prole. El banco hipotecario te permitia estar sin pagar tu hipoteca por un tiempo largo, si tenías algun problema y después te cobraba esos meses sin intereses. Los alimentos eran sanos y ecológicos. En toda España había multitud de especies de frutas y verduras autóctonas. Se respetaban los frutos y verduras de cada temporada. No se pedían fresones en enero, ni melones en marzo…Había más amor y los seres humanos creian en Dios y se ayudaban los unos a los otros.
Las personas se expresaban a pesar de todo y tenían más valor. Nuestros padres salían de vivir una época extraordinaria con la República. Había más personas cultas por metro cuadrado. He vivido una dictadura. He vivido muchas cosas. Pero este maldito imperialismo, este reinado de ignorancia, muerte, mentira, codicia y manipulación, jamás lo había visto antes.
Escucho conversaciones de personas de un nivel cultural que se supone habría de ser extraordinario. Muchas de esas personas tienen carreras universitarias, y algunas de ellas, son los educadores de nuestros hijos y es realmente penoso, dramático incluso, escuchar su ignorancia convertida en palabras.
Y veo a algunos médicos, que sólo por su falta de amor y honestidad, merecerían perder su título, porque Hipócrates mismo los repudiaría. Y veo a personas que son adictas a los malos tratos, a los medicamentos, a las mentiras, a la manipulación, a la codicia, a la ignorancia y a su potenciador: la televisión basura y los falsos medios de comunicación.
Y es en ese instante cuando siento una vergüenza ajena creciente y desoladora.
Veo a los políticos, repartirse un país como un pastel, como si fuera suyo, como si no tuviera que ver ese país con sus habitantes, que somos sus auténticos propietarios.
Lo que han hecho con la constitución, para recuperar a los bancos, aunque en realidad deberíamos ponerles nombres y apellidos de una vez por todas, para que los bancos europeos, sigan pagando sus intereses a esos banqueros que tienen sus fortunas en paraísos físcales o en Suiza. Por cubrir la insaciable avaricia de esos personajes de terror, venden a todo un país, como parte de su plan descabellado y terrible. Como el primer peldaño para instaurar su IMPERIO, matando a millones de personas con sus guerras, su hambruna estudiada y fomentada, sus vacunas, sus chemtrails y toda su mierda. Su manipulación mental a través de la televisión y de las pantallas de cine. Es bueno que sepaís que los que se creen propietarios de este mundo, pero que no lo son, están metidos y son los propietarios de la banca, de las corporaciones farmacéuticas y alimentarias, de las corporaciones textiles, del monopolio de la plata y el oro en nuestro mundo, de las corporaciones fabricantes de armamento. Son propietarios de otros personajes importantes que se han vendido a ellos, para vendernos a nosotros.
Esperan una revolución para quitarnos nuestros derechos y convertirnos en ese Imperio dictador de la guerra de las Galaxias. En que el imperio destruye a los seres humanos, y los que no están de acuerdo con ellos, que no quieren que su smundos sean destruidos y aniquilados por estos invasores sin amor, han de convertirse en una resistencia perseguida. Ese mismo es el futuro que nos aguarda.
En la película PEQUEÑO BUDA, son cinco las hijas del oscuro que tientan a Sidartha: el orgullo, el temor, la codicia, la ignorancia y el deseo.
Meditadlo en profundidad, os lo ruego y veréis de lo que nos tenemos que liberar para recuperar nuestra auténtica identidad de seres humanos libres.
Quiero que sepáis que todos esos impresentables adoradores de Lucifer y de Horus, tienen fecha de caducidad. Caducan este once de noviembre. A partir de ahí, los iremos viendo caer, aunque en su caída quieren arrastrarnos a todos. Depende de cada uno de nosotros que no lo consigan.
Yo sigo creyendo en Dios Padre Madre y sé lo que necesito por encima de todo: SER.
¿Y vosotros?
Sgael
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